Pero los días en que había Química, Alice y yo, nos instalábamos en el primer banco, con los uniformes estilo minifalda y cruzábamos y des-cruzábamos las piernas todo el tiempo. Debo aclarar que Alice era una muñeca hermosa de ojos verdes y yo siempre tuve muy buenas piernas. El pobre G. trataba de no mirarnos pero se le hacía muy complicado. Para colmo, no podía reprendernos porque siempre sabíamos sobre el tema que estaba hablando y si nos hacía una pregunta, la contestábamos bien. Eramos dos malvadas pero ese jueguito nos divertía muchísimo. Me acuerdo que no conformes con lo del cruce de piernas, lo mirábamos fijamente chupando nuestras lapiceras, en un gesto entre distraído e intencionado. Hasta llegó a morder una tiza el pobre G.
Todo el encanto de este jueguito se terminó el día en que G. no vino más y en su lugar vino un viejo barbudo con el que no nos dio la gana jugar. Las clases de Química pasaron a ser de lo mas aburridas y así siguieron siendo hasta el fin del College.
Sentí nostalgia ayer cuando lo vi. Por todo. Por esos momentos divertidos, por los tiempos lejanos y por esas horas maravillosas que ya no vuelven.
Hola linda!!!
ResponderEliminarQue recuerdos!!! Me parece que nuestra generación tenía esa manía por hacerle la vida imposible a los profesores. Una diversión barata que nos hacía las horas menos tediosas. Pobres docentes!!! Por suerte ahora hacemos otras diabluras un poco mas adultas.
Besos y que sigas bien.
Lady Attic
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