Así es como a veces me quiero colgar de una rama y balancearme cabeza abajo, enredar las piernas y dejar caer el cuerpo. Como cuando era una nena. Tanto me gustaba jugar con los varones que en casa me decían varonera. Siempre congenié mejor con el género masculino. Cuestión de afinidad. A veces cuando vamos en banda al campo, volvemos a ser niños y nos colgamos de los árboles, riéndonos sin preocupaciones. No está nada mal rescatar un ratito de infancia, un poquito de niña. Hace bien reír hasta que te duele la cara.
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